viernes, 12 de diciembre de 2008

¡A BAILAR SE HA DICHO!

¿Está mal bailar? ¿Es pecado bailar? ¿Qué tiene de malo bailar en una reunión familiar? Debo deciros que estas preguntas las he escuchado alrededor de una docena de veces en los últimos 6 días.

Comenzaré diciendo que hace nada más 20 o 30 años atrás era impensable que algún pastor de la zona dedicase algo de tiempo a un tema tan obvio. Sencillamente era inadmisible pensar que un creyente osara bailar, pero… los tiempos han cambiado ¿verdad? y todo se ha relativizado al punto tal de que algunas cosas son del pasado… y hoy nuestro cristianismo occidental ha “evolucionado” adaptándose a la realidad del pensamiento del siglo XXI. Entonces, hoy es necesario que los pastores dediquemos tiempo a este y otros temas. Pero por ahora solo tocaremos este…

Intentaré no dar mi parecer; tanto en este como en otros temas, poco vale lo que realmente yo puedo pensar. Prefiero que veamos en la Biblia algunos principios claros que nos ayuden a tomar una posición y en consecuencia decisiones.

Muchas veces no tenemos posiciones o convicciones con respecto a determinados temas, sencillamente porque no los estudiamos, los ignoramos o pasamos por alto los principios que enseña la Palabra de Dios. Otras veces decidimos no ver mal aquello que nos deleita, entonces nos ajustamos a un tipo de conciencia que justifica nuestros actos y poco más (Tito 1.15).

Alguien podría argumentar a favor diciendo que se baila en algunos contextos, en los cultos, aunque lo llamen con el apodo más bíblico de "danza". También se baila cuando saltamos al compás de cantitos en una cancha de fútbol, o movemos los pies inconscientemente mientras suena cerca alguna música pegadiza. Somos seres sensoriales, así hemos sido creados con esa capacidad rítmica que nos mueve el cuerpo hasta de manera inconciente. Jamás enseñé a ninguno de mis tres hijos a bailar y todos han sido grandes bailarines desde pequeñitos al escuchar algún ritmo que les atraía.

Bueno, listo, me dirán... ¡a bailar se ha dicho! No tan rápido, mis queridos... Como decía Pablo, “todo me es lícito”, no hay prohibición, pero... ¡No todo me conviene! (1Corintios 10.23).

Esta claro que no todo movimiento corporal es pecado, ya que de ser así estaríamos diciendo que Dios nos ha creado para pecar, pero no podemos dejar de ver que ciertos y determinados movimientos, en ciertos contextos y bajo ciertos “efectos” tiene sus "grandes contras".

Como mencioné arriba, por mucho tiempo hemos recibido la tradición indiscutible acerca de la prohibición de bailar, y muchos no lo hemos hecho, simplemente porque nos enseñaron eso, y lo aceptamos sin discusión. Hoy, en medio de la polémica, quiero acercar algunas consideraciones que puedan contribuir a aclarar el panorama.
Alrededor del baile se da toda una cuestión de seducción entre sexos opuestos, más allá del divertimento ocasional. Existe una cierta erotización, solapada. No estoy diciendo que todos bailen con la intención de seducir, sino que los movimientos corporales con gracia seducen por sí mismos. Esto no tiene discusión: esto es así desde que los seres humanos vivían en tiendas y celebraban sus rituales alrededor de un fuego.

En base a lo dicho anteriormente haremos una prueba. La prueba que emplearé consiste de dos conclusiones basadas en las Escrituras y en el significado de una palabra empleada por apóstol Pablo en Gálatas 5.19-21 que literalmente significa “conducta libertina descarada desafiante”.

Primer Conclusión
  • Premisa Mayor: El baile envuelve movimientos físicos indecentes y toques deshonestos de varones y mujeres.
  • Premisa Menor: "Movimientos físicos indecentes" y "toques deshonestos de varones y mujeres" es "libertinaje" (lascivia).
Conclusión: Por tanto, el baile envuelve libertinaje.

Segunda Conclusión
  • Premisa Mayor: El libertinaje es pecado (Gálatas 5.19-21).
  • Premisa Menor: El baile envuelve libertinaje.
Conclusión: Por tanto, el baile envuelve pecado.

Creo que no puede haber controversia de que las dos conclusiones son válidas. La única controversia puede ser la veracidad de la premisa mayor del primer argumento. ¿El baile moderno verdaderamente envuelve movimientos físicos indecentes y toques deshonestos de varones y mujeres? Dejaré que tú, que lees, seas el juez. Solamente te pido que seas sincero y honesto contigo mismo.

Hombres jóvenes, vosotros no debéis tener ningún problema para contestar a esta pregunta: ¿Tú puede decir honestamente que puedes bailar con una mujer y no excitarse para codiciarla sexualmente?

Mujeres jóvenes, creo que pueden ver el punto con un poco más de objetividad. ¿Quieres tu que tu marido (o novio) baile con otra mujer joven? ¿Qué pensarías si tu marido (o novio) pasara las emociones del baile con otra mujer, y que no se estuviera tocando música? ¿Qué pensarías tú si él y esa otra mujer estuvieran bailando con nadie más presente? ¿Tengo que decir más...?

Podemos dar toda clase de excusas para evadir o refutar lo obvio, pero la verdad permanece. El baile es libertinaje (lascivia) y el libertinaje es pecado. El llamado para nuestra vida es otro: Romanos 12.1-2.

A propósito, padres, tenemos la obligación de "criar" a nuestros hijos "en disciplina y amonestación del Señor" (Efesios 6.4). El Antiguo Testamento ejemplifica este proceso. Incluye enseñarles lo que es correcto (Deuteronomio 6.6-7), mandarles a hacer lo correcto (Génesis 18.19), y prohibirles de hacer lo incorrecto (1 Samuel 3.11-14). Mientras mis hijos vivan en mi casa, vestirán la ropa que compre, y comerán el alimento que provea, y tengo el derecho y la obligación de mandarles a hacer lo correcto y prohibirles de hacer lo incorrecto. Un padre permisivo, simplemente, está participando del pecado de su hijo.

Pablo le recomienda a Timoteo: “Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor.” (2Timoteo 2.22).

Si mal no recuerdo, ustedes me dirán si me equivoco, no le dice: "Bueno, mira, Tim, coquetea un poco con las pasiones, diviértete, viví la vida, y cuando sientas que vas a sucumbir, entonces retírate despacito, silbando un rock". ¡No! Le dice que huya, que se escape corriendo, que ni siquiera intente poder soportar las tentaciones ¿Por qué? ¿Tan débil era Timoteo? Era un joven, y eso era todo lo que tenía que saber Pablo de su discípulo.

Cuando uno es joven está bombardeado literalmente por las tentaciones, porque se abre delante de los ojos de uno toda una paleta de vivencias nuevas, y todas juntas, todas de una vez; y esto no está mal, es bueno que uno comience a sentir, a ver, a querer, es parte de la vida, es parte de crecer. El problema surge cuando uno, por ser joven, no está lo suficientemente maduro o crecido como para hacer frente a toda esa artillería de golpe. El joven cree que sí, pero aun esto es parte de su inmadurez. La Biblia dice que no, y debe tener razón.

Como joven en Cristo debes saber que un estado de madurez no significa vivir atado a preceptos, eso es legalismo, madurez es conocer los preceptos y cotejarlos con lo que me conviene para vivir una vida de excelencia espiritual, sabiendo decidir por lo que es mejor antes de quedarme solo con lo bueno.

Por un lado, Dios nos llama, como sus hijos, a vivir una vida diferente al resto, a no contaminarnos, a no dejarnos seducir por el pecado, a vivir santamente en medio de un mundo pervertido; ¿Cómo lograrlo? ¿Cómo poder resistir a las tentaciones si en lugar de darles la espalda, y huir, las alimento?

Una serie de textos para que leas con relación a lo dicho arriba: Romanos 13.13-14; Colosenses 3.5; Santiago 4.4; 1Juan 2.15.

¿El baile es malo? ¿Es pecado? Porque no cambiar la pregunta en tu mente ¿El baile me conviene? ¿Es lo mejor para mi vida?

La Biblia no específicamente menciona el baile como pecado. El pecado principal relacionado con el baile es la obra de la carne llamada la "lascivia" (Romanos 13.13; Gálatas 5.19; entre otros).

La excitación sexual resulta del contacto físico practicado en muchos bailes y los movimientos eróticos del cuerpo en otros. Aunque el ambiente definitivamente influye mucho en aumentar o limitar la excitación sexual, siempre creo que el baile de parejas no casadas es una actividad peligrosa para los cristianos y sus hijos.

Por supuesto, tanto en esto como en otros aspectos, no puedo establecer una ley en la iglesia, pero bien puedo enseñar sobre el peligro del baile y el pecado de la lascivia. Los jóvenes necesitan entender la razón por la cual deberían descartar el baile como una alternativa de diversión y/o festejo.

El baile, en cualquier sitio que se lo pueda practicar alimentara las pasiones y sobre todo en los varones. Los conducirá a colocar sus ojos, sus pensamientos y sus manos, donde jamás conviene que estén. Alimentará pasiones que luego no podrán manejar.

Piensas, “está bien, no bailamos”. Pero… ¿Qué tiene de malo que estemos en una discoteca o en un salón de fiestas, con amigos o parientes en medio de un grupo, no nos juntamos con el resto, escuchamos buena música y tomamos sólo refrescos? ¿Qué tiene de malo eso?

Sin insistir sobre el tema de la tentación, para que no penséis que exagero, la música estridente, las luces que marean, el humo, el ambiente donde se divierte el mundo y las formas en que se divierte el mundo... ¿Así quiero tratar al templo del Espíritu Santo que es nuestro cuerpo? (1Corintios 3.16 ss.) ¿Se agradaría la Tercera Persona de la Trinidad de estar en un lugar así? No les contesto yo; cierren los ojos y averígüenlo ustedes mismos.

Todos los creyentes somos llamados a vivir santamente en medio de un mundo perverso (Filipenses 2.15). Y para poder lograr este objetivo no hay que someterse a prohibiciones. Las prohibiciones son como ponerle un bozal a un perro mordedor: quizás no muerda más, pero siempre le quedarán las ganas. El bozal no actúa sobre la inclinación o el gusto. Actúa sólo sobre la acción. Esto equivale a decir que no actúa sobre el corazón, sino sólo sobre lo exterior.

Para poder vivir santamente, como agrada al Señor (que no es triste o aburridamente), debemos tener un encuentro real, profundo y constantes con el Señor. Tan importante debe ser, que todo lo demás pasa a un segundo plano, aun el divertirse como lo hace el mundo.

Te he alcanzado la información que considero importante, ahora decide tú que es lo mejor para tu vida y tu corazón…bailarín…

Hasta la próxima duda.

¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!
(Isaías 5.20)